Desde la independencia de Sudán, diversos gobiernos han tenido un afán de islamizar todo el país a pesar que la Constitución señala que Sudán es un país multirreligioso. Lamentablemente, el gobierno da a entender que el Islam es la religión del Estado.
Esto ha ocasionado numerosas guerras civiles entre el norte y el sur, árabe y musulmán, animista y católico respectivamente. La última se basa en el conflicto entre musulmanes (norte) y el movimiento rebelde del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) del sur. El norte está liderado por el actual presidente, Omar al-Bashir, que en su determinación de convertir a Sudán en un Estado Islámico, ha ocasionado más de 200 000 muertes.
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